A la vez, Gerry McCann admitía que había sido ya informado por sus abogados de que la PJ “ha podido reunir suficientes elementos para acusarlos.” Aunque tenía “confianza absoluta en que no había pruebas que pudieran relacionarlos a Kate y a él con cualquier sospecha de la muerte” de su hija, Gerry admitió que el “último giro de los acontecimientos”, durante las primeras semanas de septiembre, “le había provocado alguna inquietud”. Según la edición del 9 septiembre del The News Of The World, "les McCann temen ahora que los investigadores puedan estar a punto de detenerlos y acusarlos. Gerry dijo: “Nuestro abogado dijo que el peso es tal que, según el sistema legal portugués, tienen bastante para avanzar contra nosotros.”
El padre de Madeleine McCann consideró igualmente la posibilidad de que “pronto o tarde, habrá un proceso formal en el cual podremos refutar las cosas ante el tribunal. Entonces saldrá todo”. Gerry explicó que los McCann “estaban en conversaciones con la policía” para “ser autorizados a regresar a su casa en el Reino Unido,” tras haber sido constituidos “arguidos”, o sospechosos formales en la desaparición de Madeleine McCann.
Mientras estas negociaciones continuaban, "el Foreign Office ardía sobre todos los frentes" en sus esfuerzos para ayudar a los McCann", como escribe The Telegraph del 10 de septiembre.
Y el acuerdo que autorizaba el regreso de Gerry y Kate al Reino Unido fue ultimado por los contactos directos entre el Foreign Office, los ministros de asuntos extranjeros, de la Justicia y la PJ, con la ayuda de John Buck, embajador británico en Portugal en la época.
Una fuente de la PJ ha explicado que si la pareja hubiera intentado dejar Portugal antes de los interrogatorios que tuvieron lugar entre el 7 y el 8 de septiembre, el gabinete del Fiscal había impartido instrucciones a los inspectores de la PJ para impedírselo y estaba listo para constituirlos “arguidos” imponiendo restricciones más severas a sus movimientos.
Las autoridades portuguesas aceptaron un acuerdo verbal, después de que el Foreign Office garantizase que la pareja volvería a Portugal cada vez que el gabinete del Fiscal demandase su presencia.
El cambio repentino de actitud de los McCann, pretendiendo regresar al RU, después de haber prometido que no se marcharían jamás sin Madeleine, se produjo dos meses después de que un equipo especial de la policía británica llegase a Praia da Luz, con Eddie y Keela, los perros entrenados para detectar el olor de sangre y de cadáveres.
Pero, un mes antes de que fueran constituidos “arguidos”, el portavoz de la PJ, Olegário de Sousa, había ya indicado, en una entrevista a la BBC, el 10 de agosto, que la policía seguía una nueva línea de encuesta que incluía la posibilidad de que Madeleine estuviera muerta.
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